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1 de junio de 2011
Columna para V Magazine por Lady Gaga
V MAGAZINE MEMORANDUM No.1
Date: MAY 2011
Re: PIET MONDRIAN & LIBRARY CARDS
From: MISS.GAGA
To: STEPHEN GAN
Copy to: LADY STARLIGHT
NICOLA FORMICHETTI
FREDERIC ASPIRAS
V COLLECTIVE
LITTLE MONSTERS
THE WORLD
FASHION-SEXUALS
ANDY WARHOL
NEW YORK PUBLIC LIBRARY
BULLIES
Durante esta última época, la cultura Glam se ha enraizado en la obsesión, y aquellos que verdaderamente seamos devotos y leales a este estilo de vida basado en el glamour seremos los maestros de su historia. O, para decirlo de una forma más elegante, somos unos meros bibliotecarios. Yo misma puedo mirar casi cualquier dobladillo, silueta, abalorio o estilo de tacón y decir con exactitud quién lo diseñó primero, en qué pintor francés se inspiró, cuántos diseñadores lo han vuelto a reinterpretar después y qué movimiento cultural y musical fue responsable del nacimiento, la muerte y la resurrección de esta tendencia. Por todo ello, queridos críticos y compañeros: sacad vuestros carnés de la biblioteca del bolsillo, porque os voy a dar mi visión del tema.
Un dominio del vocabulario de la moda, del arte y de la cultura pop requiere una cantidad tremenda de estudio previo. Mi apartamento del Lower East Side, bastante parecido a muchas de las suites en las que suelo trasnochar hoy (toco madera), me llenaba de inspiración. Desde los libros y revistas vintage que encontraba en Strand, en la duodécima calle, hasta los viejos pósters de Bowie de mi padre, pasando por los discos de metal de mi mejor amiga Lady Starlight y los zapatos de tacón verde esmeralda de mi tía Merle estaban esparcidos por todo el suelo a dos pasos de mi cuarto de baño, y a diez centímetros de mi parrilla eléctrica George Foreman Grill (Starlight siempre estuvo celosa de que la mía calentara más que la suya). Y en mis momentos libres, es decir, cuando no estaba trabajando de camarera, bailando de gogó o haciendo mezclas para una discográfica en Time Square, analizaba y estudiaba mi biblioteca. Soñaba con ser una rock star como Mark Bolan, con caminar como Jerry Hall y tener el garbo de Ginger en Casino y el misterio de Isabella Blow (1). Ver nota al pie.
Cualquiera que escriba sobre el tema o que le importe mínimamente, si no entiende las dos últimas frases de esta columna NUNCA debería escribir o criticar sobre moda o sobre los artistas que publican. Como a cualquiera que haga referencias y comente su trabajo con cuidado. Os aviso a todos. He hecho mis deberes, ¿pero vosotros? Donde están vuestros carnés de biblioteca. ¿Han caducado? Cuando Yves Saint Laurent diseñó el vestido “Mondrian” en su colección de otoño invierno de 1965, ¿plagió o hizo la revolución? Hay quienes dirán que no fue original, que dibujó una icónica obra contemporánea de Piet Mondrian, y la robó para llevarse el mérito.
Otros dirán que por el hecho de hacer referencia a algo tan “adelantado para su tiempo” ha influido en una generación entera dentro de la moda que transformó el cuerpo de la mujer con una sensibilidad mas lineal, grafica y coloreada. Ahora lo llamamos “mod”. Picasso dijo que los buenos artistas copian y que los artistas geniales roban. A lo mejor lo dijo porque entre él y Matisse existió como una lucha de divas durante dos décadas (algunos lo calificaron de boxeo, yo digo que era una conversación sobre arte). Pero quizá la conclusión sea que el arte engendra arte nuevo. No hay gallina o huevo. Es molecular. Las células engendran células. Para decirlo de un modo más claro, la nave de Hussein Chalayan en la que iba metida en los Grammys no se inspiró en la gallina. Se robó del huevo. Pero la transformación, el contexto, y el acercamiento para reinterpretar lo que significa nacer y renacer en cuanto a la fama que te da una jodida alfombra roja es lo que crea la modernidad de aquello que se dijo. El pasado sufre una mitosis y se convierte en la originalidad del futuro.
La Haus of Gaga, mi (nuestra) propia familia de la cultura pop, que vive en una fábrica Warholiana, ha hablado constantemente sobre la visión inicial de “Born this Way”. En el set de grabación del video era importantísimo para mí resaltar los tatuajes de Rico (el chico zombie), para crear una metáfora visual donde los tatuajes, junto con los cambios que ha sufrido mi cuerpo, se convirtieran en un símbolo subcultural para representar el renacimiento. En este caso Rico era mi Mondrian. Después de maquillarme, me encontré bailando y moviéndome sin parar a las 9 de la mañana, después de 24 horas sin dormir. Sintiéndome joven y libre, resultó que el maquillaje me había permitido borrar la percepción que tenía el publico de mi belleza, y así pude definirla para mí misma. Le pregunté a Rico por qué se había tatuado aquello (me imagino que es algo que le preguntan a menudo). Me contestó, brillante y sin dudarlo un momento, “Chicles Bazooka” (2) Ver nota al pie. Y así, como muchas creaciones que se han formado en mi mente, me di cuenta, al igual que Haus, de que no sólo debía reunificar mi juventud, por ejemplo los chicles Bazooka, sino que mis fans tenían que verme bajo esa apariencia juvenil para poder entender mi intención al escribir ‘Born This Way”. Con una coleta recordé los momentos en los que era un bebé monstruo. Cuando mi madre me hacía una coleta bien alta, y bailábamos tanto que al final se me acababa cayendo.
Tuve que volver a aquellos días de colegio en los que mi juventud eran lágrimas. Cuando deseaba tener una máscara. Cuando tenía la esperanza de poder artísticamente esconder las heridas enterradas de aquellos años en los que me sentía intimidada por mis compañeros. Desde entonces he tenido en cuenta esas experiencias en mis actuaciones. Pero esta vez, la revelación era clara: todavía quiero llevar una máscara, pero ahora la llevo con orgullo y con la misma efervescencia e inocencia que cuando tenía 6 años y bailaba con mi madre.
Después de mi actuación en los Grammys de “Born This Way” parece que la fuerza de la interpretación se interpretara como un compromiso con la lucha. Y es que la actuación en sí fue como el llanto de una lucha- para liberarme de las fuerzas de la inigualdad y los prejuicios. Pero en cuanto la canción se convirtió en el número uno explotó una controversia más sutil. “Born this way” era un triunfo como canción pop y como compromiso social, pero acabó resaltando otra división: que las jóvenes generaciones se enfrentan a la igualdad y la justicia social exactamente igual que hace 25 años. Y mientras “Born this Way” se escribía para todo tipo de experiencias sentí que mis fans más jóvenes pedían a gritos que los abrigara, mientras que otros sentían que ya lo había hecho. Quizás en este sentido la canción no está hecha para todo el mundo, aunque fuera ésta mi intención. Quizás fui muy ingenua al pensar que todo el mundo descubriría el verdadero sentido de mi actuación como yo descubrí el vestido “Mondrian” de YSL. Ahora me encuentro atrapada entre dos fuerzas: una que se aferra a la coleta que me hacía mi madre y otra que grita “no quiero sufrir, quiero ser libre”.
“ I DON’T WANT TO BE A DRAG, I JUST WANT TO BE A QUEEN.”
Conozco apasionadamente la historia de muchas de las referencias que no sólo me han reinspirado sino que han sido reinterpretadas a lo largo de cientos de años de moda: de dónde vienen, qué significan y en especial cómo volvieron a ser modernas. He demostrado que podría “daros mi visión” sobre este tema, pero soy consciente de que muchos se están aferrando fuertemente a la división cultural y saliendo de casa sin el carné de la biblioteca. Igual que a veces Picasso era el Mondrian de Matisse, y vice versa. Bowie es a veces mi Mondrian, como también lo son Michael Jackson, Prince, Lita Ford, y Madonna. Mugler es la silueta de mi Mondrian, Cindy Crawford es la sexualidad, Kermit el punto menos serio y, en el video de “Born this Way”, dos de mis Mondrians fueron Francis Bacon y Salvador Dalí. En muchos sentidos la “idea” de obsesionarme por el arte es mi Mondrian. De la misma manera que la Sopa de Tomate Campbell era el Mondrian de Warhol y Marylin Monroe y Maripol eran el de Madonna. Estoy obsesionada con todos los autores de la biblioteca de la cultura pop.
De todos modos, no defino mi relevancia artística o histórica con un tipo de moda o de música en particular. Y no creo que lo hagan ninguno de los artistas que previamente he mencionado. En vez de eso, encuentro la libertad en mi habilidad para transformarme y liberarme (y también a los demás) con arte y estilo – porque éstas son las cosas que me liberan de mi tristeza, de las cicatrices sociales. Por otra parte, no estoy animando a nadie a emular mi sentido de la moda, pero sí espero lanzar un ejemplo liberador para cualquier persona que se mire a sí misma y sepa que puede convertirse en cualquier imagen o proyección que imagine. Soy una obsesa de la cultura pop. Y, quizás, entre mi música, mis actuaciones y esta columna se me recuerde como tal. Después de semanas escribiendo este articulo me pregunté en voz alta: ¿Qué crees que YSL pensaría de mi metáfora con su colección? Mi querido peluquero, Frederic, contesto: “Se lo podrías preguntar a Nan Kempner, pero está muerta”. Ella sí que es una reina que nunca salió de casa sin su carné de la biblioteca.
1. Bikini de espejos inspirado en el Bolan Scuba Suit, modelo en la pasarela de Mugler, un romance pasado con drogas y ropa con pedrería à la Scorsese. Sombrero de langosta de Philip Treacy.
2. Para aquellos que nunca lo hayáis probado, es un chicle retro que viene envuelto en un papel con una calcomanía.
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